El músculo supraespinoso se sitúa en la parte superior del hombro y su principal función es la de separar el brazo del cuerpo. Se conoce como tendinopatía del supraespinoso (también conocida como impingement o síndrome subacromial), a una lesión que afecta al propio tendón ya sea por un proceso inflamatorio o proceso degenerativo del mismo.
El espacio entre desde la parte superior de la espina de la escápula hasta la tuberosidad mayor del humero rd muy reducido de modo que cualquier alteración en el músculo supraespinoso puede acarrear tendinopatías más crónicas y de peor recuperación, hasta incluso la rotura parcial o total del músculo.
La principales causas de la tendinopatía del supraespinoso están relacionadas con el roce provocado por los movimientos repetitivos de elevación del hombro, que origina un pinzamiento entre la cabeza del húmero y el arco acromial incrementándose el riesgo si el movimiento requiere de fuerza.
Por ello tendinopatía del supraespinoso es frecuente en personas cuyo trabajo precisa de movimientos repetitivos de elevación del brazo por encima del hombro y en deportes como el baloncesto, el balónmano, voleibol o la natación.
Aunque no podemos hablar de un único origen sino de la suma de diferentes factores que desencadenan dicha lesión: además de los movimientos repetitivos descritos, mala técnica durante la práctica, alteraciones biomecánicas, procesos degenerativos, desequilibrios musculares, impactos directos...
La lesión puede aparecer de forma repentina, o como un pequeño dolor que no nos imposibilita de inicio seguir con el ejercicio o realizar determinados gestos cotidianos, por lo que puede ir incrementándose de forma progresiva si no se diagnostica rápidamente.
El síntoma más común de la tendinopatía del supraespinoso es el dolor presente en lo denominado "arco doloroso", llamado así porque se siente dolor al separar el brazo del cuerpo en un arco de 60º-120º , tramo en el tendón roza con el acromion pudiendo dar lugar al pinzamiento subracomial.
Este dolor en ocasiones aparece incluso en reposo y en aquellos casos con mayor afectación asociado incluso a un dolor nocturno. Este dolor en el hombro puede ser constante y agravarse al realizar determinados movimientos como ciertos gestos cotidianos pudiendo extenderse a otras articulaciones como cuello y cervicales hasta limitar la capacidad de movimiento.
El diagnóstico de la tendinopatía del supraespinoso puede resultar complicada debido al amplio espectro de etiologías posibles. La exploración física del hombro es especialmente relevante en la patología de partes blandas, ya que existen diversas maniobras específicamente dirigidas a explorar estructuras concretas. Se realizarán diferentes maniobras del examen físico dirigidas a explorar el espacio subacromial, los tendones del supraespinoso, infraespinoso, subescapular y bíceps, la inestabilidad de la articulación glenohumeral y la articulación acromioclavicular.
Como en toda patología una mala curación puede provocar que se cronifique e imposibilite la práctica deportiva o el desarrollo de actividades diarias. Por ello es fundamental detectar los síntomas y aplicar el tratamiento adecuado lo antes posible.
Se pueden aplicar diversas técnicas que influyan directamente en el tejido dañado, en este caso, del tendón del supraespinoso con el objetivo de disminuir el dolor, reducir la inflamación y recuperar del rango de movimiento de la articulación del hombro.
Entre los posibles tratamientos, dependiendo del resultado de la evaluación y del grado de severidad de la lesión encontramos:
En los cuadros más severos deberemos recurrir a la cirugía.
La cirugía artroscópica es un procedimiento quirúrgico intraarticular mínimamente invasivo que se caracteriza por la utilización de un mecanismo óptico para visualizar el interior de las cavidades articulares con resultados óptimos en el tratamiento de los casos severos de tendinopatía del supraespinoso.
El retorno a las actividades laborales o deportivas debe ser paulatina y se restringe hasta que se restablece el rango completo de movimiento sin dolor ni inflamación tanto el relacionado con el descanso como con la actividad.
Es fundamental, para prevenir la recurrencia, que el paciente continúe con una rutina de ejercicios de flexibilidad y de fortalecimiento adaptada a su perfil.
La tendinitis del manguito de los rotadores corresponde a la inflamación de una serie de tendones que rodean la cápsula articular de la articulación glenohumeral y que finalmente se insertan en el tubérculo mayor y menor del húmero.
La articulación de hombro es especialmente susceptible de lesionarse, porque es una zona donde el flujo de sangre hacia los tendones es bajo, por lo que ante un daño no se regenera con facilidad y además, es una zona muy estrecha rodeada por hueso, lo que facilita el rozamiento de los tendones con los elementos óseos de la zona pudiendo desencadenar inflamación; esto a la larga puede deteriorar los tendones del manguito y producir con el tiempo la ruptura del manguito de los rotadores.
Los segmentos más susceptibles de padecer esta lesión con las personas mayores de 40 años, las personas que practican deportes como el béisbol, tiro al arco, tenis, las personas cuya actividad profesional requiere de movimientos repetitivos de brazos y las personas con antecedentes familiares.
El paciente describirá posiblemente:
Se realizarán diferentes pruebas de exploración para valorar el grado de atrapamiento o rotura del manguito como pueden ser los tests de Cross-Arm test, Test de Jobe, test de Belly Press.
Las siguientes pruebas por imagen nos ayudarán a valorar diferentes signos de la patología:
Como en el caso de la tendinopatía del supraespinoso recurriremos, tras un correcto diagnóstico, a tratamientos que disminuyan el dolor y ayuden a recuperar el rango de movimiento.
Se pueden prescribir antiinflamatorios no esteroideos como primera alternativa de tratamiento pudiendo recurrir a la infiltración de corticoides, ondas de choque... además de aplicar una terapia de rehabilitación funcional adaptada.
Si los tratamientos conservadores fallan o nos encontramos ante una lesión severa, la artroscopia de hombro por via subacromial se presenta como la mejor manera de reparar la articulación. Como ya hemos comentado en otras lesiones, la artroscopia es un método mínimamente invasivo que acorta significativamente los periodos de recuperación y de rehabilitación.
Después de la intervención quirúrgica, se procederá a la inmovilización del hombro durante 5 semanas. A partir de la sexta semana podemos empezar con una rutina de rehabilitación de la articulación. El periodo de convalecencia rondará los 6 - 9 meses para poder recuperar al máximo la movilidad y la fuerza del hombro.