Inestabilidad

Inestabilidad

Definición

El hombro es una articulación muy móvil, por ello es fundamental que sus movimientos sean estables, que no exista un movimiento excesivo entre la cabeza del húmero y la glena.

En caso de que la estabilidad se vea comprometida nos podemos encontrar ante inestabilidades unidireccionales o multidireccionales dependiendo de la naturaleza de la lesión y de las alteraciones anatómicas.

La inestabilidad de hombro o inestabilidad gleno-humeral puede conllevar una luxación y la causa fundamental suele ser traumática. En este caso, el segmento principal de riesgo es el de personas jóvenes en el transcurso de una práctica deportiva. En personas mayores, suele darse por caídas, accidentes de coche o atropellos.

La luxación de hombro tras traumatismo conlleva que la cabeza humeral se desplace hacia la zona inferior y anterior y puede conllevar alteraciones anatómicas como laxitud caosular, lesión de Bankart, fractura glenoidea, lesión de Hill-Sachs o rotura del manguito rotador. Estas alteraciones incrementan el riesgo de nuevos episodios de inestabilidad.

La inestabilidad multidireccional suele deberse a movimientos forzados y repetitivos que en determinadas posiciones provocan dolor, incluso se puede sentir que el "hombro se sale".

Otra de las causas frecuentes que pueden provocar inestabilidad multidireccional es la laxitud articular congénita que, en personas nacidas con un tejido ligamentoso en las articulaciones muy laxo, con el paso de los años, sufren de irritación de los tejidos de alrededor de su articulación.

Diagnóstico

Se realizan exploraciones iniciales que ayudan a valorar la lesión, como pueden ser el test de aprensión o el signo de Sulcus.

Como hemos comentado anteriormente ciertas inestabilidades necesitan que se valore si se han producido daños anatómicos.

Las luxaciones iniciales y recurrentes requieren de maniobras adecuadas para su recolocación por un experto lo antes posible con el fin de disminuir el riesgo de complicación.

Pruebas

  • Rayos X
  • Resonancia magnética nuclear o / y tomografía axial computerizada. A la resonancia magnética se le añadirá contraste (artroresonancia) para poder visualizar mejor las diferentes estructuras internas y llegar a una conclusión de si existen alteraciones anatómicas.

Tratamientos

Dependiendo de la edad del paciente, la actividad física que realice y sus hábitos de vida, tras diagnóstico se puede optar por diferentes tratamientos con o sin cirugía.

Tratamiento Conservador

Tras la reducción, el hombro se deja en reposo mediante un cabestrillo. Se deberá adaptar a cada caso el tipo de actividad física deportiva, terapia física y fortalecimiento muscular del hombro.

Quirúrgico mediante Artroscopía

Suele resultar el tratamiento de elección para pacientes jóvenes con uno o más eventos de luxación, con defectos en el hueso (glenoides y cabeza humeral) menores. La ventaja de este tipo de procedimiento es la mínima invasión, sin necesidad de abrir en la totalidad el hombro obteniendo excelentes resultados.

Quirúrgico mediante Cirugía Abierta

Sólo reservado para pacientes con defectos en el hueso del humero y glenoides graves.

En la patología de inestabilidad multidireccional se establece un tratamiento rehabilitador intensivo, potenciando los músculos estabilizadores de la articulación. En caso de que este tratamiento no sea eficaz y se produzcan nuevos episodios de dolor y/o luxaciones, recurriremos a un tratamiento quirúrgico.

Cirugía

La técnica utilizada por excelencia es la cirugía artroscópica ya que se trata de una cirugía mínimamente invasiva, con menos dolor en el postoperatorio y con una mejor, más rápida recuperación y con tiempos de rehabilitación más cortos.

En casos en los que el déficit de la glena es mayor al 25% de la cabeza humeral se recurre a la cirugía abierta. Así mismo en déficits mayores al 40% en pacientes jóvenes se optará por un injerto óseo y en pacientes mayores deberá valorarse la colocación de un sistema protésico.

Resultados

Dado que el pronóstico de la inestabilidad de hombro es variable como hemos visto, los resultados dependerán de las causas y de los posibles daños anatómicos.

En todos los casos, tras la cirugía o tras un tratamiento conservador, es necesaria una rehabilitación enfocada a fortalecer los músculos rotadores y mejorar así la estabilidad articular.

Tras el periodo de rehabilitación, se podrá retomar la actividad deportiva o hábitos de vida no limitativos a partir de los 3/6 meses.

  

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